Qué bonitas…no dejo de sorprenderme con las
fantásticas historias que estoy recibiendo en la biblioteca.
No os las perdáis.
El ratón y la flor
Noelia Rueda Méndez 1ºB
Colegio Severo Ochoa de San Javier
Había un ratón pequeñito y soñador. Tiene unos ojos grandes y curiosos, por eso lo miraba todo. Miraba las nubes, las montañas...Pero lo que más le gustaba era mirar las flores.
Todos los días, en cuanto se levantaba de su madriguera, atravesaba un río y un valle, hasta llegar a un jardín.
Una vez allí, el ratón se sentaba sobre una piedra y contemplaba durante horas, porque a este ratón le gustaban mucho las flores.
El niño se fue de la biblioteca
María López 3ºA
Había una vez un niño que fue a la biblioteca. Quería pintar con lápices de colores y pinceles. Cogió un cuento para pintar y de repente se encontró con un ratón y gritó tanto que le echaron.
No pudo pintar, ni siquiera podía llamar a sus padre.
De repente vino alguien y le dijo:
- Niño, niño, no te puedes rendir, tienes que pintar.
Muerto de miedo se acercó a la ventana y vio a su gato Lalo dentro de la biblioteca. ¡No se lo podía creer!
Entró y le explicó a la bibliotecaria que la culpa de gritar no era suya, es del maldito ratón que me ha asustado con un queso.
Un hombre vio al ratón y dijo:
- ¡Es verdad, está ahí mismo!
La bibliotecaria cogió las pinturas del niño, mojó el pincel y le echó pintura en los ojos y el ratón se marchó.
Al niño le dejaron entrar y pudo pintar.
Y colorín colorado este cuento se ha acabado y quien tenga la boca abierta se los ha tragado.
Un ratón encantado
en la biblioteca
en la biblioteca
Marwa Azouz 6ºB
Había un ratón en una biblioteca muy lejana.
El ratón llegó un día a esa biblioteca, él ya sabía leer muy bien porque empezó a los tres años y ya tenía once.
Leía todo tipo de libros novelas, enciclopedias, etc.
Ese día estaba travieso, y no sabía qué libro coger, solo pensaba en las cosas extrañas que le ocurrían por las noches, veía fantasmas, espíritus, gente gritando, platos que volaban y se rompían solos...
Él lo ignoraba, creía que eran imaginaciones suyas y que solo estaba soñando.
Aquella noche vio un niño a su lado, era un fantasma, y no lo ha vuelto a ver.
Como no podía dormir fue a la biblioteca y se paseó por sus estanterías buscando un libro de humor, encontró un bote con lápices de colores y curiosos entró en él, se clavó la punta y se hizo daño, decidió volver a casa.
No pudo pegar ojo. A la mañana siguiente se sentó a desayunar vio las caras de su familia, su padre, su madre, y sus hermanos no podían dejar de sonreír y gritaron ¡INOCENTE!
Resulta que era el día de los inocentes y toda su familia le había gastado una broma.
La biblioteca
Paula Calvo 6ºA
El ratón llegó un día a esa biblioteca, él ya sabía leer muy bien porque empezó a los tres años y ya tenía once.
Leía todo tipo de libros novelas, enciclopedias, etc.
Ese día estaba travieso, y no sabía qué libro coger, solo pensaba en las cosas extrañas que le ocurrían por las noches, veía fantasmas, espíritus, gente gritando, platos que volaban y se rompían solos...
Él lo ignoraba, creía que eran imaginaciones suyas y que solo estaba soñando.
Aquella noche vio un niño a su lado, era un fantasma, y no lo ha vuelto a ver.
Como no podía dormir fue a la biblioteca y se paseó por sus estanterías buscando un libro de humor, encontró un bote con lápices de colores y curiosos entró en él, se clavó la punta y se hizo daño, decidió volver a casa.
No pudo pegar ojo. A la mañana siguiente se sentó a desayunar vio las caras de su familia, su padre, su madre, y sus hermanos no podían dejar de sonreír y gritaron ¡INOCENTE!
Resulta que era el día de los inocentes y toda su familia le había gastado una broma.
La biblioteca
Paula Calvo 6ºA
En un pueblecillo muuuy
pequeño y poco conocido había una pequeña biblioteca, pero a pesar de lo
pequeña que era la biblioteca tenía una peculiaridad: que los libros que
contenía, nunca nadie los había leído, además de que eran preciosos.
En ese pueblecillo vivía un
niño llamado Mateo. A Mateo le encantaba dibujar, escribir y leer, por eso
todos los días iba a la biblioteca justo a eso, leer y escribir sus pequeñas historias.
Se enteró que dentro de dos
días en la biblioteca, celebraban “El Día del Libro” y que habían propuesto a
los interesados escribir e ilustrar un pequeño cuento. Mateo no dudo en que iba
a participar.
Se fue a su casa contento y se
contó todo a su abuela, ella le regaló una caja de preciosos lápices de colores
para que le diera color a su historia.
Durante dos días Mateo se
dedicó a hacer bocetos de sus dibujos, pues ya tenía un bonito cuento escrito
de antemano, pero solo le faltaba ilustrarlo. El cuento iba sobre un ratón.
Mateo empezó a dibujar el
ratón y cuando terminó le dio color con esos lápices tan especiales y poco
después ya había acabado el dibujo, después se fue a beber agua…..
Al
volver el folio donde lo había dibujado estaba en blanco y al mirar detrás de
él se dio cuenta de que había un simpático ratón clavadito al de su dibujo. Pensó,
un momento y se dio cuenta de lo que había pasado: gracias a los lápices de
colores de su abuela los dibujos cobraban vida.
El día de la entrega de los
libros Mateo no trajo un libro normal sino uno que cuando lo abrías por la página donde había un dibujo, las
ilustraciones cobraban vida y representaban la escena que estaba ocurriendo.
Y así Mateo como os imagináis
ganó el concurso de cuentos y su libro se colocó en la biblioteca para que todo
el mundo pudiera leerlo.
Un ratón de biblioteca
Alejandro Hernández 6ºB
Érase una vez un ratón que vivía en la biblioteca. En ella se encontraba muy agustito porque cada vez que un niño cogía un libro el lo ojeaba y se interesaba en leerlo.
Un día descubrió que un niño había olvidado unos lápices de colores, se acercó a la mesa y comenzó a dibujar. se dió cuenta que le apasionaba y no podía parar.
Después de dos semanas los bibliotecarios se dieron cuenta del gran talento del ratón y lo premiaron con una cesta de queso. A cambio le pidieron dar clases a los niños pequeños y contagiar su gran talento por todo el mundo.
Lo mejor de todo es que para él no suponía un esfuerzo, era con lo que más disfrutaba.
El lector soñador
Antonio Luján 6ºA
Érase una vez un niño muy
particular, iba todos los días a la biblioteca, le encantaba leer. La
bibliotecaria le dijo:
-
Al final te vas a leer todos los cuentos.
Y el niño le contestó:
-
¡Que va!, hay muchos cuentos aquí.
Pasaron los años y el niño
acabó de leerlos todos.
Entonces el niño tuvo una
idea. Quería crear sus propios cuentos. Aun así iba todos los días para
inspirarse.
La bibliotecaria le dijo si
quería participar en la edición de escritura juvenil.
Él decidió dormir para ver que
soñaba.
Soñó con ratones que hablaban,
pájaros que cantaban. Al despertarse cogió sus lápices de colores e hizo el
cuento titulado “El sueño animal “.
En el concurso no ganó pero él estaba feliz
por lo que había hecho.
El ratón de la biblioteca
Juanfran Martínez 6ºB
Érase una vez un niño que estaba en la biblioteca pintando un hermoso ratón.
Cuando se fue a su casa, se dejó el dibujo en la biblioteca.
Al día siguiente, el ratón, cobró vida y fue el mejor lector del año.
El niño regresó y no vio el ratón en la hoja, se preocupó y dibujó otro.
Este también cobró vida. A día siguiente, vio a los dos ratones y les dijo que no tuvieran miedo y no se escondieran de él.
Cuando se fue a su casa, se dejó el dibujo en la biblioteca.
Al día siguiente, el ratón, cobró vida y fue el mejor lector del año.
El niño regresó y no vio el ratón en la hoja, se preocupó y dibujó otro.
Este también cobró vida. A día siguiente, vio a los dos ratones y les dijo que no tuvieran miedo y no se escondieran de él.
El ratón y el niño
Wiam Ouaraji 6ºA
Erase una vez un niño que se llamaba David le
encantaban los libros, siempre iba a la biblioteca a coger uno.
Un día cuando llegó allí, se encontró un ratón gris.
Cuando el ratón vio a David se asustó y se escondió justo dentro del libro cogió
el niño.
David se llevó el libro con el ratoncito.
Cuando llegó a casa puso al ratón en una casita de
muñecas, cuando salió David a beber agua el ratón aprovechó y se escapó.
Cogió unos colores que estaban en su escritorio y
empezó a pintarrajear todo el libro. David volvió el niño con un vasito de
leche ya al ver lo que había pasado se enfado mucho con el ratoncito, empezó a
llorar.
El ratón fue hacia él, fue al escritorio, cogió unos
cuantos folios y empezó a copiar el libro.
David al verle se puso muy contento y también le
ayudó a escribir de nuevo el libro. Fue tan divertido que quitaron cosas de la
historia, pusieron cosas nuevas les quedó un nuevo libro estupendo.
Al día siguiente ya habían terminado, lo llevaron a
la biblioteca, y se encontraron con el autor del libro que pintarrajeó el ratón
por casualidad.
La bibliotecaria le llevó a David a hablar con el
autor. Se lo entregó, el con rapidez lo leyó y con una voz de alegría gritó ¡Es
el mejor libro que he leído en mi vida!
El autor lo publicó y no pasó mucho tiempo cuando el
ratón y el niño fueron famosos y eran
los mejores amigos del mundo.
Sorpresa en la biblioteca
Lucía Peñalver 6ºA
Lucía Peñalver 6ºA
A la clase de 6ºA, la tutora
les había mandado hacer un trabajo en Word, e hizo equipos de cinco miembros
cada uno para repartir el trabajo.
En el último equipo, el
cuatro, habían cuatro chicos y una chica, Diana. Ella era insegura, tímida,
reservada y poco habladora, mientras que los otros eran confiados e iban a su
bola, es decir, todo lo contrario. Eran Pedro, Álvaro, Iván y Alberto.
Empezaron a debatir donde
podrían hacer el trabajo, que si en la casa de uno u otro, pero Diana no sabía
dónde vivían ellos, así que propuso quedar en la biblioteca del colegio y
accedieron.
Quedaron a las cinco, pero
Pedro se adelantó y estuvo allí a las cinco menos diez, por lo que quedaban
diez minutos y les esperó.
La biblioteca era inmensa,
pero no había gente y empezó a aburrirse, así que se puso a toquetear las
cosas.
Eligió un ordenador para
cuando vinieran los demás y cogió el ratón. Su sorpresa no pudo ser mayor y dio
un grito tan exagerado que casi se queda afónico. Encima del ratón que maneja
la flecha en la pantalla, había un ratón de carne y hueso, el mamífero que
todos, o casi todos, conocemos.
Pedro se estampó y se
arrinconó en la pared enfrente de la puerta y el ratón, saltando de mesa en
mesa, llegó al pomo de la puerta.
Él no supo que hacer, pero
al cabo de unos instantes le vino una idea a la cabeza. Fue lentamente hacia su
mochila y sacó su estuche, lo abrió y sacó todos los lápices de colores que
tenía.
Después, se dirigió hacia el
ratón, que todavía estaba en el pomo, y se puso a unos sesenta centímetros de
distancia.
No quería acercarse ni un
milímetro más y si se le caía algún lápiz no lo cogería por miedo a que el
ratón se le cayera en la mano.
Cogió un lápiz he intentó
que el ratón se subiera para ponerlo en alguna mesa. Pero el ratón saltó y le
tiró el lápiz. Pedro cogió otro lápiz y esta vez el ratón chilló, asustó al
chico y vuelta a empezar. Así con todos los lápices pero con otras sorpresas.
Solo le quedaba un lápiz y
era el más corto, aunque esta vez le salió bien. El ratón se subió y el chico
lo llevó a una ventana abierta.
Como estaba en la primera
planta fue fácil dejar al ratón suavemente en un arbusto. Entonces, cerró
bruscamente la venta recogió sus cosas a la velocidad de la luz y salió de la
biblioteca con el pulso a cien.
Se dispuso a girar la
esquina, pero tropezó con los pies de Iván y cayó en plancha al suelo.
Se levantó sin saber lo que
acababa de ocurrir, por culpa de la rapidez y dijo que no podían hacer el
trabajo hoy, que tenía que ser otro día.
El ratón de la biblioteca
Marina Pérez 6ºB
Había una vez un ratón al que
perseguía un gato en la calle. El ratón había intentado quitarle al gato su
comida y claro este se había puesto hecho una furia.
Logró librarse del minino escondiéndose
en una biblioteca. Allí cuando entró notó que en ese lugar había mucho silencio
y que la gente parecía muy concentrada, observó que había un montón de libros
colocados en estanterías.
De repente el silencio que
había en la sala se rompió brutalmente cuando una mujer vio al pequeño ratón y
se puso a gritar. Después más personas se pusieron a gritar y otras intentaron
cazar al ratón. Este para ponerse a salvo, comenzó a correr por toda la
biblioteca y más tarde se escondió encima de un mueble.
La gente dejó de perseguirlo
porque pensaron que se había ido. Más tarde el ratoncito se durmió y cuando se
despertó en medio de la noche, intento volver a dormir, pero no podía, miro y
vio que ya no había nadie en la biblioteca así que decidió ir a echar un
vistazo.
Observó que en una de las
mesas había un libro con un montón de dibujos, no sabía leer pero, por alguna
extraña razón le encantaba ese libro, así que decidió hacer uno el también, de
uno de los lapiceros cogió un lápiz, él ya sabía que se utilizaban para escribir,
había visto a los humanos hacerlo muchas veces.
Empezó a hacer una historia
solo con dibujos sobre la aventura que había vivido ese día, con el gato, la
mujer, etc.
Por la mañana la bibliotecaria
encontró el libro del ratón encima de la mesa, y se pregunto quién lo habría
hecho pero ella no sospechó que lo había escrito un ratón y desde ese día el ratón
dormía por el día y por la noche creaba magníficos cuentos.
El salvador de Ratolandia
Jonathan Reyes 6ºB
Un niño que fue a la biblioteca y le dijo a la bibliotecaria si le podía dar un libro de ratones. La bibliotecaria buscó uno, se lo dio y se fue a su casa.
Al abrir el libro, salió un ratón y le dijo que lo pintara con lápices de colores. Si lo hacía podría entrar dentro del libro.
El niño lo pintó y el ratón le dijo que saltara dentro. Saltó y de pronto ¡estaba en un libro!
El ratón tenía miedo de un gato que le perseguía y se había comido a varios de sus amigos, le pidió al niño que le ayudara a salvar a su país llamado Ratolandia.
El niño se puso a pensar y se le ocurrió una idea para sacar al gato de ahí.
El ratón le contó que al gato no le gustaba el queso, sólo con olerlo salía corriendo. Así que el niño fabricó un perfume que olía a queso con un trozo que le dio el ratón. Todos se rociaron, así cuando el gato se les acercara, saldría corriendo.
Al cabo de tres días el gato se había ido a otro libro.
Cuando el niño se despidió, el ratón le dij que le iba a echar mucho de menos, no había tenido un amigo como él.
El niño lo vio tan triste que le dijo:
- Cuando llegue a casa te voy a dibujar una compañera ara que no estés solo.
El ratón se puso muy contento y le dio las gracias por haberlo ayudado.
Al abrir el libro, salió un ratón y le dijo que lo pintara con lápices de colores. Si lo hacía podría entrar dentro del libro.
El niño lo pintó y el ratón le dijo que saltara dentro. Saltó y de pronto ¡estaba en un libro!
El ratón tenía miedo de un gato que le perseguía y se había comido a varios de sus amigos, le pidió al niño que le ayudara a salvar a su país llamado Ratolandia.
El niño se puso a pensar y se le ocurrió una idea para sacar al gato de ahí.
El ratón le contó que al gato no le gustaba el queso, sólo con olerlo salía corriendo. Así que el niño fabricó un perfume que olía a queso con un trozo que le dio el ratón. Todos se rociaron, así cuando el gato se les acercara, saldría corriendo.
Al cabo de tres días el gato se había ido a otro libro.
Cuando el niño se despidió, el ratón le dij que le iba a echar mucho de menos, no había tenido un amigo como él.
El niño lo vio tan triste que le dijo:
- Cuando llegue a casa te voy a dibujar una compañera ara que no estés solo.
El ratón se puso muy contento y le dio las gracias por haberlo ayudado.
El Libro
Luis Silvente 6ºB
Érase una vez una niña inteligente que fue a la biblioteca.
La niña se encontró con su amiga Elminia. Decidieron hacer actividades juntas como por ejemplo pintar un dibujo. También leyeron un libro.
El libro trataba de una persona que tenía su casa llena de ratones. El ratón se metía por todas partes hasta que se hartó y llamó al exterminador pero fue imposible deshacerse de ellos.
El pobre hombre se fue de la casa y al llegar a la suya abrió la maleta y salió otro ratón.
La niña se encontró con su amiga Elminia. Decidieron hacer actividades juntas como por ejemplo pintar un dibujo. También leyeron un libro.
El libro trataba de una persona que tenía su casa llena de ratones. El ratón se metía por todas partes hasta que se hartó y llamó al exterminador pero fue imposible deshacerse de ellos.
El pobre hombre se fue de la casa y al llegar a la suya abrió la maleta y salió otro ratón.
La biblioteca ratonera
Sonia Ruiz 6ºB
Un día en la biblioteca de la escuela CEIP Pintor Pedro Cano había una niña llamada María José. A ella le encantaba leer sobre todo le encantaban los cuentos de miedo. Su libro favorito se llamaba "Prisioneros de lo invisible" que estaba escrito por Rosa Huertas.
Ella era alta, también algo delgada, llevaba unas gafas muy chulas con estampado de leopardo, de pelo largo y castaña. Era muy creativa y le gustaba inventar cuentos que eran muy entretenidos.
La chica no tenía ninguna amiga, así que en los recreos se leía por lo menos dos libros enteros en la biblioteca, pero si por alguna razón no podía ir se llevaba un libro de su casa y en un sitio escondido leía.
Mª José sacaba muy buenas notas, siempre era de las mejores, pero por algún motivo nadie quería jugar con ella.
Una mañana que estaba en su cama durmiendo, su padre fue a despertarla, quería incorporarse para ponerse de pie pero no podía moverse, se asustó y llamó a su padre de un grito.
Al ver lo que le ocurría a su hija la llevó corriendo al hospital, pensó que si la ingresaban no podría leer y cogió su estuche.
En la habitación del hospital le preguntó a la enfermera:
- Perdone
- Dime guapa
- ¿No tendréis por casualidad alguna biblioteca aquí?
- No, pero te sugiero que escribas tú un libro. Es una idea para que se te pase el tiempo más rápido
- Claro, muchas gracias.
Mª José empezó a pensar y pensar pero no se le ocurría nada. A ver, me gustan las historias de miedo, y lo que más miedo me da son ¡Ah ya lo tengo! ¡Los ratones!
Decidió inventar un cuento sobre un mundo de ratones. Tuvo tanto éxito que todo el mundo lo conoció.
Se hizo escritora.
Salió del hospital a las dos semanas después de pasar por una operación muy complicada que por suerte le salió muy bien. Tuvo mucha suerte.
Veinte años después seguía yendo a la biblioteca, ya no elegía cuentos para niños.
Conoció a un chico, se casó y tuvo una hija a la que también le gustaba mucho leer.
Continuará.....
Ella era alta, también algo delgada, llevaba unas gafas muy chulas con estampado de leopardo, de pelo largo y castaña. Era muy creativa y le gustaba inventar cuentos que eran muy entretenidos.
La chica no tenía ninguna amiga, así que en los recreos se leía por lo menos dos libros enteros en la biblioteca, pero si por alguna razón no podía ir se llevaba un libro de su casa y en un sitio escondido leía.
Mª José sacaba muy buenas notas, siempre era de las mejores, pero por algún motivo nadie quería jugar con ella.
Una mañana que estaba en su cama durmiendo, su padre fue a despertarla, quería incorporarse para ponerse de pie pero no podía moverse, se asustó y llamó a su padre de un grito.
Al ver lo que le ocurría a su hija la llevó corriendo al hospital, pensó que si la ingresaban no podría leer y cogió su estuche.
En la habitación del hospital le preguntó a la enfermera:
- Perdone
- Dime guapa
- ¿No tendréis por casualidad alguna biblioteca aquí?
- No, pero te sugiero que escribas tú un libro. Es una idea para que se te pase el tiempo más rápido
- Claro, muchas gracias.
Mª José empezó a pensar y pensar pero no se le ocurría nada. A ver, me gustan las historias de miedo, y lo que más miedo me da son ¡Ah ya lo tengo! ¡Los ratones!
Decidió inventar un cuento sobre un mundo de ratones. Tuvo tanto éxito que todo el mundo lo conoció.
Se hizo escritora.
Salió del hospital a las dos semanas después de pasar por una operación muy complicada que por suerte le salió muy bien. Tuvo mucha suerte.
Veinte años después seguía yendo a la biblioteca, ya no elegía cuentos para niños.
Conoció a un chico, se casó y tuvo una hija a la que también le gustaba mucho leer.
Continuará.....
Un ratoncito muy listo
Mª José Serra 6ºA
Un niño fue a la biblioteca y en un rincón se encontró
unos lápices por la mitad, como si estuvieran comidos.
El niño buscó
quien se había comido esos lápices en la biblioteca, miró en la
estantería, debajo de la mesa, detrás de los libros y descubrió que había un abujero debajo de una de las
estanterías.
Fue a su casa en busca
de una linterna y regresó a la
biblioteca. Miró cuidadosamente dentro y vió que allí vivía un ratón...
ya sabía quién se comió los lapices pero le intrigaba
cómo ese ratoncito tan pequeño había sido capaz de subir a una mesa tan grande.
Todos los días iba a espiar al ratoncito y su madre le
pregunto:
-
Hijo mío ¿dónde vas todas las tardes siempre estás
fuera y sólo vienes a cenar?
Se
tenía que ir y le dijo:
-
Mama luego te explico...
Se
llevó una mochila con una linterna una lupa y una libreta para poner pistas buscó en la biblioteca.
Por
fín vio lo que sucedía, el ratoncito cogia los lápices y formada una catapulta.
Se ponía en un extremo y lanzaba un libro y zassss! Salía volando y aterrizaba
en la mesa.
¡Claro!
Qué listo es…...¡Problema resuelto!
súper chulas las historias. buen trabajo a todos
ResponderEliminarMe encantan.¡Enhorabuena!
ResponderEliminarMOLAN UN MONTON
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